29 de abril de 2010

El alzheimer político



El alzheimer es una enfermedad cruel que cuando se cuela sibilinamente en el entorno familiar termina por marcarlo dramáticamente durante años, hasta que finalmente el desdichado que lo padece termina por fallecer, momento a partir del cual el entorno del finado, habiendo tocado fondo, respira en parte aliviado y empieza a recuperarse.
Del mismo modo se puede decir que la izquierda española, representada en mayor o menor medida por el PSOE, IU, PCE, y los partidos de corte nacionalista, padecen un alzheimer político y social que está afectando al resto de la sociedad española hasta llevarla al punto, casi, del colapso.
Si hacemos un repaso de los principales partidos de la escena política española veremos que la mayoría de ellos, izquierdistas y/o nacionalistas, son herederos directos de la guerra civil. Actores trágicos de aquél horror que devastó a España, desde 1936 a 1939, y que se empezó a pergeñar en 1931 con la llegada ilegítima de la sangrienta II República.
Mientras otros partidos, como el PP o UPyD, se han creado después del cambio de régimen o se han refundado ya en democracia, partidos como PSOE, PCE, PNV, ERC, etc. no han realizado una refundación democrática o han revisado su ideario. Lemas como "Jaungoikoa ta Lege Zaharra" (Dios y ley vieja) o el hecho de que niñas pijas del stablisment político levanten el puño y canten La Internacional, como a principios del siglo pasado, denotan hasta qué punto rancio y casposo han caído tales partidos. O quizás sería mejor decir de qué punto no se han movido estos partidos políticos en decenios, quedándose anclados en el pasado, del que no quieren despertar por temor a derse cuenta de que no tienen nada más, de que no han progresado junto con la sociedad en la que medran.
Si cogemos la gestión de Zapatero y la analizamos, veremos que quitándole el anticuado feminismo radical, que por otra parte es lo peor que le puede suceder a la mujer si quiere ser reconocida socialmente, la guerra civil y el antifranquismo, aunque ninguno de ellos haya luchado contra Franco activamente, el falso ecologismo desfasado, con las subvenciones al carbón y nucleares no, y cuatro tonterías más como la Alianza de las Civilizaciones, veremos como decía que no tiene nada más. Ni una sola idea activa para conseguir que el país progrese y prospere. Y mucho menos, desde luego, una sola idea buena para conseguir sacarnos de esta crisis, de la que el propio gobierno de Zapatero es más parte del problema que de la solución.
España no sólo necesita medidas contra la crisis, reformas estructurales de profundo calado si queremos afianzar la recuperación cuando ésta se dé y que nos protegan en la mayor medida de lo posible de otras futuras crisis, también necesitamos una clase política renovada. Honesta y renovada. ¿Menuda utopía, eh? Si es que cuando me pongo.... Pero lo cierto es que si la honestidad política puede ser una utopía, cosa que no comparto en muchos casos, lo que sí podemos exigir es que los partidos políticos se presenten con ideas modernas, pujantes y renovadas, con un programa político serio y realizable que se adecue a las necesidades de la sociedad y no a los desvaríos mesiánicos de cualquier iluminado. Y lo podemos exigir activamente en la urnas.
¿Qué imagen damos como país cuando salen a la calle ancianos blandiendo banderas anticonstitucionales de la II República y coreando consignas de la Guerra Civil? En Londres se manifestaron ¡8 personas! de tal guisa. Ún triunfo como sociedad y país, sí señor.
¿Qué imagen damos como país cuando los sindicatos, con 5.584.462 de personas apuntadas al INEM, no salen a la calle a protestar contra la gestión del gobierno pero sí salen a defender un proyecto anticonstitucional?
Se impone de manera urgente una regeneración política y social de la clase política, de entrada para que deje de ser considerada una clase y la nueva aristocracia, y luego para que no se dé la paradoja de que los cachorros del franquismo, herederos de Franco, que militan en partidos que tienen una larga historia de golpismo, secuestros, torturas, asesinatos, robos, corrupción, etc., continúen resucitando al anterior Jefe del Estado porque carecen de ideas nuevas, para escenificar una falsa resistencia, y porque con Franco, en definitiva, vivían mejor.
Estos partidos y estos políticos, aquejados de este alzheimer tan particular, se olvidan de las ideas, de los ciudadanos y su bienestar, se olvidan de todo menos de ellos, inventándose un pasado a la medida y abocándonos al desastre socio-económico con tal de proteger sus privilegios y prebendas.
Dejen a los muertos en paz y trabajen para los vivos que les pagan. Renóvense.

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