Es curioso cómo a veces se precipitan las cosas, pensamos que nos desenvolvemos en un entorno relativamente controlado y estable, con sus altibajos y vaivenes pero de una constancia confortablemente aburrida, monótona y rutinaria, cuando de repente en menos de lo que estornudamos viene un socialista y ¡Zás! Te arruina el país batiendo récords al grito de tonto el que me vote, alirote, alirote.
El caso es que esta triste, arruinada y cainita España estaba acostumbrada a los atropellos de rigor y “como Dios manda” de los políticos de siempre, de los caimanes de casta como diría un amigo mío, golfos apandadores que a falta de un código ético y de conducta, a diferencia de la Cosa Nostra, se reparten el pastel de las prebendas y nuestro dinero con gran eficacia y menos escrúpulos pero con cierta lógica y raciocinio. Al fin y al cabo no conviene matar a la gallina de los huevos de oro ¿Verdad? Sin embargo, con el transcurrir de los años y por seguir con el símil, asistimos a la irrupción de una nueva casta de caimanes en la charca, depredadores apocalípticos a los que no les importa comerse todo y a todos aunque eso signifique de forma segura su extinción. Y la pregunta que surge es clara, porque si ellos no son los beneficiados directos de esta situación ¿A quién beneficia la existencia de tales alimañas? ¿Quién introduce el nuevo reptil en la charca para que acabando con todo se produzca un nuevo entorno? ¿Quién es el beneficiado por tales actos? ¿Quién?.
Tras un pasado a la altura de las grades naciones del mundo, habiendo dado emperadores y filósofos a Roma, con grandes eruditos, navegantes y científicos de toda clase, y uno de los mayores imperios que han visto los tiempos, tasas de crecimiento superiores a Japón y sin tener el Plan Marshall, y la segunda lengua más hablada del mundo pese a quien pese, en este devenir loco hemos pasado del “Una, Grande y Libre” al “17, Pequeñas y Cabreadas” y finalizado en…(2 Ciudades Autónomas + 14 Autonomías + Vascongadas y Andalucía) + Cataluña = EXpaña Y no crean que es fácil, oigan, tirar abajo semejante entramado histórico y social. Hay que tener mucho talento y ganas para cargarse una de las historias más ricas y diversas del mundo y la novena economía mundial en seis años ¡Ahí es nada! Cierto que ya tenían el terreno abonado tras veinte años de Educación Socialista para el Fracaso, últimamente llamada LOGSE, pero no hay que quitar el mérito al que lo tiene, las cosas como son. A Dios lo que es de Dios y al Zapatero la ruina.
Han sabido escoger el momento, de eso no cabe duda. En medio de la gran debacle sociopolítica y económica del socialismo rampante (y ramplón) que sufrimos, le han dado la puntilla a lo poco que quedaba de España con la sentencia del Estatuto de Cataluña, auténtico engendro anticonstitucional aunque sólo sea porque modifica la constitución por la puerta trasera y a traición sin dejar que los españoles nos pronunciemos sobre ello. Con la sentencia perpetrada por los jueces del Tribunal Constitucional en un día para la infamia, una especie de Hara-Kiri inexplicable salvo por cuestiones ideológicas o argénteas (No olvidemos que MARIA EMILIA CASAS, Presidenta del Tribunal constitucional y redactora de la ponencia aprobada, es esposa de Jesús Leguina, quien elaboró un dictamen favorable sobre la constitucionalidad del texto encargado y pagado por la Generalidad de Cataluña), se institucionaliza un protectorado catalán para España. Unido a un Estado vacío de competencias, arruinado, intervenido, sin iniciativas ni liderazgo, una clase política alejada de la realidad jaleada por unos sindicatos comprados por subvenciones millonarias, y una sociedad adormecida esperando las migajas del poderoso para poder comer, bien podemos decir que no sólo ha muerto el toro bravo como símbolo tradicional de España, sino que podemos despedir como novias desconsoladas en el andén de una vía muerta un eterno tren que se marcha para no volver y, al tiempo que reivindicamos la independencia de lo que queda de España de una Cataluña depredadora, decimos “Adiós España, adiós”.
