5 de septiembre de 2010

Sobre caimanes y cosas del querer



"Se va el caimán, se va el caimán..." Así dice la canción, y aunque en nuestro caso Corbacho se marcha a Hospitalet y aquél se iba para la barranquilla, lo cierto es que el caimán se marcha.
Corbacho, el inefable Ministro de Trabajo -es un decir-, aquél que aseguró en el 2008 que a la crisis le quedaban dos meses, es el Ministro de Trabajo parado que nunca se movió por temor a no salir en la foto. Ministro de pega que no ha dado ni una y cuyo mayor logro va a ser dejar más de un 20% de paro cocinadito -en crudo la realidad se hace intragable- y un tejido socioeconómico en ruina. Todo un récord.
Zapatero lo factura para Cataluña, esa región española hermosísima con ínfulas de Una, Grande y Libre, pero que cada vez se está quedando más en Una, Pequeña, Cabreada y Pobre -conviene recordar que lidera el ránking de las CC.AA. con un 25% de la deuda total, sin producir el 25% del PIB y sin tener el 25% de la población. Cosas que pasan al unir el nacionalismo y el socialismo como recordarán los alemanes- Como decía, Zapatero lo factura para Cataluña en un momento en el que se juega la permanencia en la poltrona monclovita con la aprobación, o no, de los Presupuestos Generales del Estado mediante la compra con nuestro dinero -puro patriotismo como verán- del apoyo de los nacionalistas. ¿Intentará reforzar, endilgando al todavía ministro a Montilla, la pérdida de votos y su pase a partido bisagra del PSC en Cataluña? Todos sabemos que Zapatero sólo tiene un principio, que también es su fin, el poder. Y si para ello tiene que perder las elecciones regionales lo hace encantado "Mira, yo pierdo en las elecciones de tu comunidad a cambio de tu apoyo a los Presupuestos". Pero el caso es que Cataluña está tan empobrecida, es tan poco competitiva y debe tanto dinero que se puede encontrar con que los nacionalistas le responden que Res, que de eso nada chavalote. Que hasta aquí hemos llegado. Tancat el chiringuito por el momento; que para levantar ésto tenemos que seguir chupando de la teta española -a eso no le hacen ascos y lo piden en castellano- y que para eso no hace falta un cambio. Al fin y al cabo hasta el más obtuso nacionalista se da cuenta de que Zapatero es más parte del problema que de la solución. ¿O no?.
Así que mientras negocia con la ETA, promete transferencias, poder y dinero al PNV, maniobra para darle el triunfo electoral a los catalanes -hay que ver lo mal que se lleva con Montilla- y hace lo que haga falta para aferrarse a la poltrona, se encuentra delante a un PP con un Mariano Rajoy que no terminan de despertar, que no hablan alto y claro, sin miedo, y que en definitiva demuestra hasta qué punto está repartido el pastel de antemano entre la jauría de nuestros políticos, entre todos, sean del partido que sean.
Con una crisis que si no ha tocado fondo poco faltará, y que se preve larga y dura con un estancamiento con dientes de sierra que se acercará a la década larga, necesitamos una tercera vía. España, los españoles, necesita un nuevo partido político superador de enfrentamientos y falsas etiquetas, y reformador de un sistema caduco e insostenible. Urge un reforma de todo el entramado sociopolítico que permite el desarrollo de esta partitocracia, de esta falsa democracia, en la que los ciudadanos no pueden ejercer control alguno sobre los políticos y las instituciones que se encargan de quitarles el dinero, arruinándolos, y repartirlo a manos llenas entre partidarios y proyectos inútiles para el conjunto del país. Hace falta un nuevo partido que vertebre al país, que tenga una auténtica visión de estado, y trabaje para los ciudadanos. Un partido de ciudadanos, por los ciudadanos y para los ciudadanos. Un partido que trabaje para la democracia real.
Mientras los cambios no se den seguiremos en las manos de unos políticos trileros que, con mucha labia y una coreografía no exenta de virtuosismo, nos despluman con una sonrisa en los labios. Basta ya.

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