6 de junio de 2012

Los mismos perros, distinto collar.


Hay que reconocer que nuestros dirigentes y empresarios se lucen cuando hablan, en una especie de orgía un tanto tontuna para masajear convenientemente los cerebros despistados. Veamos.

El primero es Juan Roig, presidente de Mercadona: "Nos hemos pasado como país treinta pueblos" "O cambiamos y somos conscientes de que estamos por arriba de nuestro nivel de productividad o nos intervienen", asegura el presidente de Mercadona.

Sr. Roig ¿Y qué pasa con el malgasto de lo que se produce? Porque está claro que la productividad española es baja, es cierto, pero no es menos cierto que la culpa no es del trabajador (que alguna tiene) sino del sistema que organiza a los trabajadores, de la peculiar cultura empresarial española, y del sistema político intervencionista, corrupto, derrochador y caro.
Las PYMES, autónomos y trabajadores ya hemos hecho el ajuste. ¿Para cuándo las grandes empresas y los políticos?.

Sr. Roig, reparta un poco más y mejor la 
culpas, ya que no es "el país" el que se ha pasado "treinta pueblos" sino los dirigentes de este Despotismo Desilustrado Democrático que padecemos.

El segundo es Botín. Banquero más que conocido por todos, sobretodo por los políticos. Y el bueno de Botín pide que la UE aporte 40.000 millones de euros de los contribuyentes a la banca. ¡Hay que tener cara dura!.
Sr. Botín. Yo le pido que aporte usted a las arcas del estado 500 millones de euros para empezar a saldar deudas a los autónomos y PYMES, por ejemplo.

¿Por qué tenemos que dar nuestro dinero a una empresa que va mal? Conviertan sus deudas en acciones y empiecen a gestionar bien sus empresas. O cierren directamente. Pero dejen de robarnos y estafarnos, tanto ustedes como sus cómplices los políticos.


Y por último, y no menos importante, Rajoy habla y pide calma: "No estamos al borde de ningún precipicio".
¡Ah, bueno! Si lo dice este señor que es político, y que nunca ha incumplido nada ni ha mentido, entonces sí. Ya estoy más tranquilo... ¿Pero tan tontos parecemos los españoles?.

Sr. Rajoy. ¡Usted y todos los golfos apandadores de sus correligionarios son los culpables y el problema de España y los españoles! ¡Ustedes son nuestro problema e impedimento para salir de la Gran Depresión!.
Tiene razón Sr. Rajoy. No estamos al borde de ningún precipicio, no. ¡Estamos escarbando en el fondo del precipicio para ver si nos hundimos más!.
Y de hecho en las siguientes declaraciones suyas dice que invertirá el 100% de la 'hucha de las pensiones' en deuda pública española, manteniendo de este modo la política de Zapatero.

¿Y nos extrañamos? El PP nunca ha cambiado y nunca cambiará los elementos fundamentales del tinglado intervencionista (Despotismo Desilustrado Democrático) montado por la socialdemocracia con la anuencia del Jefe del Estado, más pendiente de no perder su trono heredado que su país, algunos de los cuales son:
- Control de la justicia. Los jueces a las órdenes del poder político.
- Dispersión autonómica. Favoreciendo a los caciques nacionalistas.
- Regulación de los medios de comunicación. Politizándolos y limitando el acceso a las frecuencias de radio y TV.

Y en este sentido es coherente la política seguida por Rajoy, cabeza de turco (o tonto útil según se mire) para la revolución vertical y la ingeniería social establecida por los déspotas intervencionistas, que no hace sino seguir un guión establecido al margen de las necesidades reales de los españoles, tan necesitados de un cambio profundo y liberalizador, para que el chiringuito continúe y las cadenas no se rompan.

Rajoy no acometerá la tan necesaria, imprescindible y fundamental, reforma del sistema de pensiones. Rajoy no quiere, pasando de la actual estafa piramidal del sistema de pensiones de reparto al libre y rentable sistema de pensiones de capitalización, perder el control del dinero, el tiempo y la vida de los españoles. Rajoy, y todo el búnker del Despotismo Desilustrado Democrático, quiere mantener las cadenas bien sujetas.

Y así, mientras los españolitos de a pie siguen (seguimos) discutiendo sobre si son galgos o podencos, lo cierto es que somos cazados y devorados por un búnker político tan voraz como inmisericorde y falto de empatía. Al fin y al cabo son los mismos perros pero con distinto collar.

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